
Teóricamente, este ciclo puede repetirse indefinidamente, presentándose como biológicamente inmortal.
Es originaria de los mares del Caribe pero se ha extendido por todo el mundo.
Tiene un diámetro de 4-5 mm. Su figura es alta y acampanada con paredes finas y uniformes. Su gran estómago (cavidad gastrovascular), rojo vivo, tiene forma cruciforme en su corte transversal. Los especímenes jóvenes tienen ocho tentáculos en el borde pero los adultos llegan a tener hasta 80-90 tentáculos.
La mayoria de las medusas generalmente tienen un tiempo de vida relativamente fijo, el cual varía entre especies de horas a varios meses. La medusa Turritopsis nutricula es la única forma de vida conocida que ha desarrollado la habilidad de volver a un estado de pólipo, por un proceso de transformación específico que requiere la presencia de ciertos tipos de células (tejidos de la superficie acampanada de la medusa y del sistema de canales circulatorios).
Experimentos cuidadosos de laboratorio han revelado que todas las etapas de la medusa, desde recién nacida hasta individuos totalmente adultos, pueden volver a transformarse en pólipos.
La medusa en transformación se caracteriza primero por la deterioración de la campana y los tentáculos, con el subsiguiente crecimiento de un perisarco y estolones, y, finalmente, de pólipos de alimentación. Los pólipos se siguen multiplicando creando más estolones, ramas y luego pólipos, para formar hidrozoos coloniales.
Esta habilidad para invertir el ciclo de vida (en respuesta a condiciones adversas) es, probablemente, única en el reino animal y permite a la medusa evitar la muerte, volviendo a la Turritopsis nutricula en potencia biológicamente inmortal. Estudios en laboratorio mostraron que el 100% de los especímenes podían volver a la fase de pólipo, pero hasta ahora el proceso no ha sido observado en la naturaleza, en parte porque el proceso es bastante rápido, y observaciones de campo en el momento exacto son improbables. A pesar de esta remarcable habilidad, la mayoría de medusas Turritopsis suelen caer víctimas de las amenazas habituales de la vida del plankton, incluyendo ser comido por otros animales, o sucumbir a una enfermedad.
Patricia Machin
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